1516:

Primera expedición contra Argel, donde Diego de Vera desembarcó y perdió contra los moros.



Una vez conseguida la unidad de los reinos peninsulares, iniciada la conquista y colonización del recién descubierto continente americano y logrado que el cristianismo fuera la religión dominante, el terreno estaba preparado para que España capitaneara un gran imperio.
El joven Carlos heredó, de sus abuelos maternos, los Reyes Católicos, la Corona de Castilla y sus dominios americanos, la Corona de Aragón y sus posesiones en el Mediterráneo, Navarra, y algunos territorios de África. De sus abuelos paternos, Maximiliano de Austria y María de Borgoña, recibió los territorios austriacos de los Habsburgos y los derechos a la Corona imperial, los Países Bajos y el Franco Condado.
La posesión de tantos territorios alimentaron la idea imperial de Carlos; quería unificar a todos los cristianos bajo su persona y extender la religión católica. No obstante, el Imperio no consiguió ser ni un Estado ni una monarquía centralizada. Fue una unidad jurídica con enfrentamientos tanto en la península como en Europa.
La tendencia a la creación de estados nacionales, la ruptura entre católicos y protestantes y la progresiva amenaza del Imperio otomano fueron obstáculos para la consecución del proyecto imperial de Carlos.

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